En esta época de restauración de la dinámica de acumulación de capital sin mayores regulaciones en nuestro país, es cuando más se requiere que el pueblo venezolano eleve su conciencia y defienda el valor de la igualdad social.
En esta época de restauración de la dinámica de acumulación de capital sin mayores regulaciones en nuestro país, es cuando más se requiere que el pueblo venezolano eleve su conciencia y defienda el valor de la igualdad social.

Fue la izquierda la primera corriente político ideológica que enarboló el principio de la igualdad social como base de la construcción de una sociedad auténticamente humana. Así ha sido registrado en la historia, al menos desde la revolución francesa hasta este tiempo. Tanta legitimidad adquirió este valor que, en el fragor del avance de las luchas revolucionarias del siglo XX, el sistema capitalista global tuvo que asumirlo, a despecho de los más rancio defensores de las sociedades clasistas y de castas y de los teóricos de la desigualdad como parte del orden natural.

En 1966, se aprueba el Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en el cual la mayoría de los Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas se comprometen  a crear condiciones que garanticen el goce y disfrute de todos los derechos humanos, al universo de sus poblaciones en función de lograr la superación paulatina de la pobreza mediante la justa distribución de los ingresos nacionales que permitieran el acceso universal a condiciones de trabajo de calidad y bien remunerado, a una alimentación saludable y al agua potable, a servicios de educación y salud pública, gratuitas y de calidad; así como la garantía de amplias libertades de asociación y participación política, igualdad en el acceso y tratamiento en los sistemas de justicia, sin ningún tipo de discriminación social, política, religiosa, étnica o de género; entre muchas otras políticas de inclusión.

La manera más precisa que el Sistema de Naciones Unidas tiene para medir los niveles de igualdad social, es el Índice de Gini, a través de la comparación entre los ingresos de los sectores de la población, siendo el salario uno de los indicadores determinantes en los niveles de igualdad o desigualdad en el ingreso entre los sectores más ricos y los más pobres de la sociedad.

La igualdad social no es una utopía, es un derecho humano aceptado por la mayoría de los Estados, y en consecuencia los gobiernos deben garantizarla y los pueblos tienen derecho a luchar por ésta, como condición para lograr sociedades democráticas y humanamente gratificantes. Mientras más igualdad social haya, más democrática será la sociedad y más altos serán los niveles de convivencia pacífica entre los distintos sectores de la población.

En esta época de restauración de la dinámica de acumulación de capital sin mayores regulaciones en nuestro país, es cuando más se requiere que el pueblo venezolano eleve su conciencia y defienda el valor de la igualdad social, bajo lo establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en su artículo 3: “El Estado tiene como fines esenciales el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo… La educación y el trabajo son los procesos fundamentales para alcanzarlos”.

Los seres humanos tenemos derecho a vivir bien y a luchar por la mejora continua de las condiciones materiales y culturales de existencia. Esa lucha ha sido la historia de la humanidad, esa es nuestra historia como pueblo.

El principio fundamental de nuestro sistema, depende inmediata y exclusivamente de la igualdad establecida y practicada en Venezuela”. Simón Bolívar. Discurso de Angostura, 15 de febrero de 1819.